Mis poemas ya no saben a ti, ya no llevan tu nombre; a excepción de este por supuesto. Pues no hace mucho que comprendí que lo tuyo no fue más que una perdida de tiempo que no valio nada, ni las heridas, ni las sonrrisas. No fue más que una falsa, una mentiras triste que nos hacía muy feliz. María José Baracaldo
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